"En muchas culturas, la rama de un árbol siempre está cargada de valores simbólicos muy importantes relacionados con la Naturaleza, el hombre y la espiritualidad. La idea de convertir una rama en una fuente de luz surge del deseo de amplificar esta valencia positiva y crear un objeto funcional que al mismo tiempo pueda actuar como estímulo para el alma", afirma el diseñador.
Desde que el ser humano comenzó a dejar huellas de su paso por la Tierra, el árbol ha estado presente en mitos y leyendas: de hecho, gracias a su estructura, ligada a la tierra pero que se extiende hacia el espacio y hacia nuevos horizontes, gracias a su propia fisiología y a su capacidad de utilizar la luz solar para producir oxígeno, elemento esencial que permite vivir al ser humano, el árbol representa en la mitología, las religiones y el saber común el símbolo de la vida, del mundo y del conocimiento.
Para los celtas, las ramas del árbol representan la red de la vida y sus nudos los acontecimientos que la jalonan: al igual que el árbol, el ser humano debe enfrentarse a numerosos obstáculos en su vida cotidiana y superarlos para crecer, para mejorar.
Marcantonio es artista antes que diseñador: los objetos deben dialogar con las personas, comunicar, no sólo estar diseñados para una función. Así, el artista/diseñador investiga la relación entre el ser humano y su entorno, cuestionando el concepto de lo original.