Los muros de los palacios son testigos de la belleza intemporal de la arquitectura italiana. Como la obra maestra de un artista, PALATINO atrapa la luz, dando profundidad a sus colores y texturas. Tejido con tres hilos, este jacquard se caracteriza por su brillo, ya sea tonal o contrastado por la combinación de negro y oro. Cada uno de los colores cuenta una historia y suscita una emoción. Los delicados tonos marfil, arena y bronce complementan el wengé, que recuerda la belleza de la madera, y los matices gris ceniza y piedra azul.
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