Su irresistible suavidad y sus efectos de textura, como la piel arrugada de los perros SHARPEI, dan ganas de alargar la mano y tocarla. Combina el aspecto flameado con la chenilla aterciopelada, creando un aspecto resplandeciente que cambia con la luz y el ángulo. Este jacquard de chenilla se tiñe después de tejerse para garantizar un color uniforme en todo el tejido.
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