Jóvenes y juguetonas, con un marcado aire vintage pero atemporales. Con su riqueza de materiales de alta calidad y su carácter frívolo, estas alfombras hechas a mano dan una nueva dimensión a la palabra acogedor. Su pelo profundo se hace aún más profundo mediante el uso de hilos gruesos y finos, mientras que los colores chispeantes y el llamativo volumen evocan dulces recuerdos de los años setenta. Una caricia para la vista, en variantes monocolor y tricolor.
La lana de Nueva Zelanda es alabada por ser la más blanca, lo que permite ampliar la gama de colores tras el teñido.
Estas alfombras combinan el arte secular del anudado a mano de la región portuguesa de Beiras con materiales, colores y dibujos modernos.
Liset siempre intenta ampliar los límites de lo posible. Observar el color se ha convertido en su segunda naturaleza y, a la hora de crear diseños, ya sean textiles o alfombras, su punto de partida es siempre la expresión del hilo.
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