La estructura metálica, sólida y ligera, soporta el asiento y el respaldo y está acabada según el arte de la talabartería: cuero y tela se combinan para cubrir por completo las inserciones curvadas de madera contrachapada.
Una mezcla de suavidad y robustez que aporta un toque insólito a la forma inspirada en el arquetipo de silla metálica, reminiscencia de los días de colegio.
Sencillo, pero sin dejar de lado los detalles: pequeños toques que resaltan el papel de la piel y la elegancia atemporal de sus adornos.
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