El Teatro Comunale siempre ha estado en el corazón de Bolonia. Sus armoniosas formas y columnas, el esplendor de sus estucos y su peculiar acústica son deslumbrantes pero suaves y todas ellas contribuyen a hacer del Teatro Comunale un lugar fascinante. Hasta el día de hoy se han mantenido sus facetas, su noble magnificencia, sus elegantes decoraciones y sus acogedores palcos privados. La Fondazione Marino Golinelli contribuyó a su restauración, devolviendo a la ciudad de Bolonia un puesto renovado. Trabajar dentro de una joya de la historia del siglo XVIII como es el Teatro Comunale de Bolonia nos planteó un gran reto. Esta tarea nos fue adjudicada como resultado de una planificación cuidadosa y conservadora, pero también de la introducción de la innovación tecnológica.
La butaca, diseñada bajo demanda para el teatro - y ya en producción con el nombre de Rossini - fue creada por el diseñador Giovanni Baccolini en colaboración con la Oficina Técnica de Aresline.
Rossini está diseñado para ahorrar espacio y permitir una mayor "habitabilidad", cumpliendo así con la normativa vigente. Las dimensiones reducidas mantienen el mismo número de asientos pero han aumentado el nivel de confort para los clientes.
A petición de los supervisores, se han reproducido los materiales de acabado de los asientos originales, prestando mucha atención a los detalles más pequeños, como la numeración bordada en contraste de los asientos.
Cuando se planificó, también se pidió a Areslines que mantuviera los agujeros existentes en el piso para instalar los asientos y que retirara completamente las primeras 4 filas, retirando un máximo de 3 asientos a la vez para facilitar el manejo y la estiba.
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