Por su familiaridad, la silla introduce en el espacio público un código de convivencia antes reservado a los jardines. Ilustración del espíritu de la gama, la silla Atlantique despliega sus usos: a la vez barandilla, silla y grada, gracias a su asiento ligeramente inclinado hacia atrás, su respaldo abierto de confort lumbar y su listón horizontal superior.
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