Situada en Suiza, esta piscina con fondo móvil de piedra es una auténtica pieza de relojería, y no solo por su forma. De contorno oval y con desbordamiento periférico, tenía que tener una precisión absoluta. Y el objetivo se ha conseguido hasta tal punto que dan ganas de pasar el tiempo jugando con su cuadro de mandos, para hacer variar sin pausa el escenario y el entorno: fundirse con el lago, convertirse en un espejo, desaparecer, reaparecer creando una onda cristalina... De repente, tenemos la impresión de dominar la naturaleza