Abrazado por una estructura metálica en blanco o negro se encuentra el globo que difunde la luz de la familia Cesta. Su uso se adapta a espacios de interior y de exterior, alcanzando la elegancia de un clásico con un trazo plenamente contemporáneo. Un manifiesto de cultura mediterránea.
Paseando por Barcelona en los años 60, el diseñador Miguel Milá encontró un globo de opalina abandonado frente a una fábrica de
vidrio. Decidió acogerlo y acabó convirtiéndose, con los años, en el epicentro de una numerosa familia. Como su nombre indica, Cesta
surgió como respuesta a la necesidad de abrazar esa frágil pieza.
Concebido el mismo año que las lámparas de la familia Cesta, este icónico aplique comparte con ellas la forma del globo opal y su
elegancia formal. La estructura que fija el elemento a la pared, disponible en blanco mate o en bronce oscuro, está formada por un
brazo y un aro metálicos que soportan y abrazan la pantalla de vidrio.
Con un reconocible toque de distinción, el aplique Wally se equilibra en su entorno y ofrece una iluminación delicada y no protagonista
en interiores y exteriores.