Las baldosas de superficie natural, que se producen mediante el escuadrado de las placas extraídas de la cantera, son procesadas o comprimidas mecánicamente (cizallamiento), creando así baldosas rotas ortogonalmente a la superficie o ligeramente escuadradas, o bien aserradas con discos de diamante, creando caras perfectamente cuadradas y lisas. El encanto y la variedad de la coloración natural de sus elementos valorizan de forma óptima cualquier tipo de espacio interior o exterior. Gracias a su uniformidad superficial y a su resistencia, este producto se recomienda en zonas públicas o privadas dotadas de instalaciones deportivas de diversa índole (centros de bienestar, piscinas, zonas termales, etc.). La presencia de agua en la superficie realza aún más los colores de la piedra, lo que resulta perfecto también para revestimientos decorativos de prestigio que no se alteran con el paso del tiempo.
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