Un caballete sencillo y esbelto se duplica en los lados cortos del escritorio. Una "insistencia formal", una repetición, una duplicación, la reducción de una pata más compacta y maciza a su propio esqueleto, a sus propias líneas de margen, a sus propios límites. De los caballetes parten las ménsulas metálicas, también duplicadas, perfiladas según una línea quebrada, que sostienen una superficie ligera y suspendida: una especie de cobertura aérea de una construcción más sólida y arquitectónica situada debajo. Toda la geometría y las sutiles relaciones entre las formas elementales que componen esta serie pasan de puntillas, hipercontroladas, planificadas y con sus propias reglas precisas. Como en un ballet, donde la aparente naturalidad de los pasos y movimientos siguen ritualmente patrones preestablecidos e infinitamente repetibles. Los contenedores también juegan con la reiteración, con la repetición. Un "tartamudeo formal" utilizado como medio para devolver el sentido y la atención a la escucha. El elemento repetido es, por tanto, un asa esbelta y larga de cuero de silla de montar doblado.
Cuero de silla, madera de nogal negro y metal son los materiales de este pasodoble, un ballet de formas, donde ligereza y regla se cruzan continuamente sin tropiezos.
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