El sello distintivo de la arquitectura de Mario Botta, caracterizada por volúmenes puramente geométricos e inteligentemente interconectados, es claramente visible en la silla Charlotte. El elemento cilíndrico es el punto de partida que, en la parte superior, se extiende hacia el interior para crear una silla que parece suspendida en el aire. Los grandes volúmenes, aunque vacíos, hacen de Charlotte una silla monolítica pero ligera. Tejida a mano con mimbre natural de sección fina y constante, la línea Charlotte es adecuada tanto para entornos domésticos como comerciales.
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