Sistema muy utilizado en el norte de Europa que consiste en aprovechar la posición de las paredes de fachada para usarlas como elemento estructural, las cuales pueden estar formadas por paneles portantes de dos capas de hormigón separadas por una de aislamiento.
Este sistema simplifica el número de operaciones, ya que el panel portante equivale, como mínimo, al conjunto formado por dos pilares, una jácena y un panel de cerramiento.
Es una clara opción estructural en edificios en que la arquitectura permite que la piel que rodea la estructura tenga la suficiente solidez como para actuar como elemento estructural; de este modo se simplifican los requerimientos técnicos de la estructura.