Emilia, toma su nombre de la antigua Vía Emilia fundada hace más de 2000 años por el cónsul romano Marco Emilio Lepido, y es el resultado de la unión entre el gres porcelánico grueso, la forma clásica del bloque y la variedad de colores y efectos micáceos de la cuarcita.
Como sugiere el origen del nombre, hay una serie de particular relevancia: las altas características técnicas, la manejabilidad y la resistencia a las heladas lo hacen ideal para múltiples usos, mientras que los efectos cromáticos que brillan a la luz del sol confieren a este efecto de piedra una belleza inconfundible.
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