El espejo Mirallmar es uno de los diseños más icónicos e imperantes de BD de hace más de 25 años, introducido para un proyecto especial llamado La Casa Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992.
Siete espejos desplegados aleatoriamente sobre una espina zigzagueante configuran el objeto. Las siete caras son un pensamiento, una intuición y, como tal, algo nunca definitivo, siempre inacabado... Para poder definirse, necesitan un lugar en el que reflejarse y, por tanto, habitar. En cambio, en la columna vertebral todo está terminado, construido... Allí todo es definitivo y concluyente. Intencionadamente, una parte de esta columna vertebral se deja a la vista para dar algunas pistas sobre las leyes que rigen su construcción.
Una pantalla multiespejo compuesta por 7 espejos cuadrados separados de doble cara, de diferentes tamaños y con posiciones variables. Espejos planos excepto uno cóncavo. Estructura, tornillería y discos de hierro cincado.
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