Es el resultado del trabajo realizado con la diseñadora Sovann Kim. El banco Kyoto aporta un nuevo servicio a los espacios públicos, para sentarse y descansar al abrigo del sol. Lugar de intimidad y espacio arquitectónico, da la impresión de entrar en un recinto semicerrado, entre cenador y baldaquino, y genera espontáneamente el encuentro y el diálogo.
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